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el transcurso del siglo XIX antes y después de la Independencia, lo que
definitivamente marcó el panorama musical mexicano fue la llegada de
una poderosa "promoción europea", expresada en los salones de baile y en
los teatros. Esta música se difundirá por todo el país, influyendo en
los compositores y los intérpretes, y a su turno llegará a las clases
populares para ser regionalmente adaptada.
En el terreno más amplio de la interpretación instrumental estos
procesos se acompañaron desde un principio de una "emancipación de la
música", en el sentido de que ésta escapó de sus originales contextos
rituales y oficiales, para adaptarse a los nuevos mercados de
consumidores. Por un lado se operó un inmenso proceso de popularización
que tuvo por escenario los salones de baile, y, por el otro, se dio una
separación del ejecutamte con relación al público, emergiendo los
conciertos, en dónde éste escuchaba en silencio.
Fuente:
Fandango. El ritual del mundo jarocho a través de los siglos
Antonio García de León. P.15.
Fuente:
Fandango. El ritual del mundo jarocho a través de los siglos
Antonio García de León. P.15.
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En la efervescencia de la época, los antiguos corrales de comedias, que
se remontan a los inicios de la vida colonial, se transformaron el
coliseos y teatros, a los que llegaron las compañías gatadinas, que
habían establecido el circuito de cantinas, actores y cómicos bufos
cuyos itinerarios seguían la ruta Cádiz-La Habana-Nueva
Orleans-Veracruz-Puebla-México , trayendo las últimas novedades de
Europa y el Caribe: las danzas y chungas andaluzas, los minuetes, las
contradanzas caribeñas, los puntos y habaneras, el teatro bufo, etc. Sus
influencias se mezclaron aquí con los sones de la tierra, y alimentaron
la vieja tradición de la tonadilla escénica, que hasta ahora está
encallada en muchos de los estribillos y motivos del son, desde Nuevo
México hasta Yucatán. Y es que para esa época, Cádiz se había convertido
en el eje der comercio español hacia América española, convirtiendo al
teatro en un agente mediador entre la cultura popular americana y la
tradición "culta" europea. Así la tonadilla siguió alimentando las
diversiones sociales, que se convirtieron después en las
"tradicionales",dejando una profunda huella de folclor. Esta presencia,
con relación a la música marcó también las preferencias instrumentales,
pues las orquestas que acompañabana a esas tonadillas escénicas estaban
compuestas casi siempre de cinco violines, dos trompas, dos oboes, un
fagot y un contrabajo, y si lo vemos en perspectiva, de alguna manera
prefiguraron orquestaciones que posaron al campo y a la providencia, a
las tradiciones posteriores del mariachi y a algunas bases
instrumentales de las orquestas "típicas urbanas" del XIX.
Fandango. El ritual del mundo jarocho a través de los siglos. Antonio García de León. P. 16.
Fandango. El ritual del mundo jarocho a través de los siglos. Antonio García de León. P. 16.
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